El rol de las mujeres en la conquista de América.

Evaluación final del Seminario de Educación Sexual. Sofía Muñoz, 2°A Historia. Junio, 2021 – IPA. Profa: Carolina Raimondo.

INTRODUCCIÓN
El tema seleccionado fue el rol de la mujer en la Conquista de América, tema trabajado en el curso de Americana I y Americana II en el profesorado de Historia en el IPA. La Conquista por parte de España tuvo lugar en el continente americano hacia los siglos XVI y XVII. La historia que conocemos es la de aquellos grandes hombres exploradores, cronistas y conquistadores: Colón, Vespucio, Cortés…
La historiografía, desde el eurocentrismo, nos contó por muchos años sobre estos personajes hombres partícipes de la historia, pero poco sabemos sobre la historia de las mujeres de la Conquista; esas mujeres olvidadas y oprimidas, siempre llevadas a un segundo plano. Eurocentrismo según Aníbal Quijano (2014) como forma de ser, pensar y hacer, impuesta a todos como verdad universal. Es una perspectiva de conocimiento hegemónica, una forma de producir conocimiento desde una situación histórica predeterminada.

La autora argentina Lucía Gálvez en su libro Mujeres de la Conquista (1999) hace un análisis exhaustivo de las formas de opresión y dominación a la que estuvieron sujetas las mujeres (indias, españolas, mestizas y criollas) en nuestro territorio a lo largo de los siglos. A modo de introducirlo desde el punto de vista de lo trabajado en el Seminario de Educación Sexual, creo que es fundamental relacionar, desde la mirada del presente y con los derechos adquiridos hoy por la mujer, la situación de alienación en la que históricamente se la situó. Con una perspectiva principalmente desde los derechos humanos, el trabajo girará en torno a observar y analizar diferentes situaciones de mujeres coloniales, y demostrar cómo la estructuralidad del machismo y el patriarcado se remonta a los inicios de nuestra historia. Creo fundamental establecer las bases de nuestra sociedad machista en el relacionamiento de dos grandes estructuras de pensamiento del siglo XV: el colonialismo y el patriarcado, porque en cierta manera, el Imperio se construyó sobre el cuerpo de las mujeres dominadas y explotadas, saqueadas, violentadas, abusadas y maltratadas.

Me parece importante establecer un primer concepto sobre qué entendemos por Colonialidad, tomando como referencia la obra Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina de Aníbal Quijano (2014). Las relaciones de dominación impuestas en América por los conquistadores estaban basadas en la raza y en el sexo, mujeres inferiores a hombres, indios inferiores a europeos. Esta idea le dio legitimidad a las atrocidades que cometieron en nuestro territorio y a las situaciones/relaciones de dominación y explotación existentes. Este primer punto de la Colonialidad en América fue el impulso para establecer un sistema mundial, un patrón que rige hasta la actualidad, como lo es el capitalismo moderno, sistema mediante el cual se sigue expandiendo la idea de dominación al pobre y a los vulnerables, incluidas las mujeres: “El capitalismo mundial fue, desde la partida, colonial/moderno y eurocentrado.” (Quijano, 2014, p. 786).

Patriarcado-colonialismo-imperialismo-capitalismo. Cuatro factores que se complementaron formidablemente a lo largo de la historia para situar a la mujer en un lugar subordinado, siempre callada, sumisa, oprimida. Ante esto, mostrar la resistencia de las mujeres explotadas que lucharon por su tierra, por sus derechos, dejando encaminada la lucha de todas las mujeres que en alguna instancia de la historia se encontraran en esa situación. Personalmente, no creo en la existencia de un feminismo de derecha, ni en un
feminismo capitalista. Me parece demagogia, porque la opresión de las mujeres viene desde el sistema, un sistema que incluso castiga más a las mujeres pobres. La imposición del sistema de relaciones patriarcales que surgió en la colonialidad la vemos en el capitalismo actual, donde las mujeres pasan a ser el primer escalón de un sistema socioeconómico opresivo. Mujeres como servidumbre en el pasado, trabajadoras domésticas denigradas y superexplotadas en la actualidad. También recordar el rol de la Iglesia Católica y compararlo con la actualidad: en el pasado una Iglesia que justificó la Conquista y la sostuvo haciendo silencio frente a la violencia sobre las mujeres; en el presente una Iglesia que se opone a la lucha de las mujeres y a la obtención de sus derechos sexuales y reproductivos, a decidir sobre su cuerpo, tal como lo fue su postura frente a la legalización del aborto.
Entonces, ¿Cómo sería vista la situación de esas mujeres hoy, desde los derechos adquiridos? ¿Cuántos derechos humanos fueron completamente violentados? ¿Por qué no se reconoce la lucha de estas mujeres en su territorio frente a la llegada de hombres blancos? Esas son algunas de las preguntas que dispararán la elaboración del trabajo.

DESARROLLO DEL TEMA
En líneas generales, me parece fundamental saber la historia de las mujeres coloniales.
Tomaré como referencia el texto ya mencionado de Lucía Gálvez, puesto que me parece imprescindible un sustento teórico desde la visión de una mujer latinoamericana. Las mujeres indias, es decir, aquellas mujeres que vivían en territorio americano y se encontraron con la llegada de conquistadores europeos; fueron mujeres en gran parte humilladas. La visión de los españoles sobre ellas era como mujeres obedientes y sumisas, siempre a su disposición para cuidarlos y complacerlos. Aun así, ellas tuvieron un rol
fundamental en la prevalencia de su cultura nativa y mediarla ante la transmisión inminente de una cultura europea, buscando que las tradiciones y prácticas autóctonas se mantuvieran vivas.
Algunas de estas mujeres se casaron con conquistadores, pero eso tampoco les aseguró una vida por fuera del miedo y la opresión, puesto que su tarea era quedarse en su casa esperando a su marido. Además, tenían el constante miedo de que sus hijas también lo fueran, que la opresión se transmitiera generación tras generación. En cuanto a las mujeres españolas, se quedaban en Europa mientras sus maridos (los conquistadores) conocían el “Nuevo Mundo”. Tenían el rol de educar y criar a sus hijos/as, propios/as y por qué no mestizos/as que sus esposos iban teniendo con indias en América. Algunas de ellas viajaron a América, donde eran “dueñas del hogar” y debían hacer que su casa fuera un modelo a seguir para los/as indígenas: comidas ricas, entorno cálido, felicidad; factores para “facilitarle” la vida a sus maridos conquistadores.

Gálvez mantiene que ellas vivían solamente para el otro, sean sus hijos, hijas o esposos, para que sobrevivieran. Incluso hay testimonios escritos de alguna de estas españolas que cuentan haberse sentido un objeto a disposición de su marido durante toda su vida: “Para los opresores, el ser humano son sólo ellos. Los otros son “objetos, cosas.” (Freire, 1987).
El objetivo de las españolas era formar una familia hispanoamericana como núcleo de la sociedad, una idea de familia que incluso trabajamos mucho en el seminario al pensar en esa familia tipo de una pareja heterosexual unida por medio de hijos. Además, existe el relato de que hubo una misión de expedición en el año 1550 que trajo solamente mujeres a territorio americano: ¿Por qué la Corona Española decidió enviar tantas mujeres a América si no iban a luchar? La respuesta es simple, para poblar. Solamente para que tuvieran descendenciA y eliminaran el alto porcentaje existente de indios/as y de mestizos/as (descendencia de españoles con indias), como si su único propósito en la vida fuera tener hijos/as. El grupo mayoritario que habitaba esas tierras eran las y los indígenas, y su fusión con el grupo menor pero que en definitiva era el dominador, es decir, los españoles, generó un creciente mestizaje lo que dio el surgimiento de este tercer grupo étnico. Para el siglo XVII la Iglesia en conjunto con los conquistadores comienzan a actuar legalmente frente a las mestizas, prohibiendoles participar en cargos públicos. Aquí vemos otra situación de opresión hacia la mujer. Por otro lado, existió por mucho tiempo un debate acerca de si existieron mujeres españolas partícipes en la Conquista propiamente dicha. La cuestión es que sí las hubo, aunque muy pocas, y la historia no las tuvo en cuenta. También hay historiadoras que hacen hincapié en que la Conquista se dio en teoría por una mujer porque fue la reina Isabel quién confió en Colón para su expedición a las Indias. Pero sí, existieron mujeres que salieron de ese rol estereotipado de ser sumisas y subordinadas a sus maridos y tomaron roles importantes.
Aun así, es importante pensar que cuando un conquistador se casaba con una india no lo hacía por amor, sino por necesidad, porque las necesitaban como amas de casa en esa especie de concubinato que mantenían, obviamente con el rol de la religión y la evangelización de por medio. El hombre español en los primeros años de la Conquista extrañó a su mujer española y todo lo que ella representaba ética y moralmente. Sí, tenían a las indias que los cuidaban, pero querían y necesitaban a sus mujeres para que sus hijos con indias fueran educados tanto cristiana como españolamente. Aun así, las mujeres españolas en muchas circunstancias tenían miedo de venir a una tierra nueva o no querían dejar su vida española, por lo que rechazaban la idea de embarcarse. Ante esto sus esposos intentaban por todos los medios posibles convencerlas y seducirlas de embarcarse, incluso en algunos casos amenazándolas con que los obligaban a pecar. Nuevamente vemos como no se tenía en cuenta lo que la mujer quería, se las obligaba y se las extorsionaba a seguir lo que les pedían sus maridos.

RELACIÓN CON EL SEMINARIO
La temática expuesta tiene muchos puntos de inflexión con lo trabajado en el seminario, incluso tomando muchos conceptos que analizamos: idea de familia, relaciones de dominación, machismo, patriarcado, estereotipos, lucha por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
En cuanto a la idea de familia, vemos cómo se buscaba una familia ideal, claramente heterosexual, con un hombre que cumplía un rol social establecido y una mujer subordinada a él, cuidando todos los aspectos relacionados a la casa y la educación de hijos.
Esto marca una clara tendencia a relaciones de dominación, que como se viene abordando a lo largo del trabajo, persisten hasta el día de hoy con raíces en los más profundo del colonialismo, y teniendo al patriarcado como sistema estructurado de pensamiento y de vida. Esto generó estereotipos establecidos a lo largo de las sociedades y los países, en los cuales cada mujer y cada hombre deben cumplir un rol social establecido e inmutable.
A lo que todo esto nos lleva es a analizar lo importante de la lucha de las mujeres por sus derechos, derechos que las mujeres indígenas de nuestra misma tierra no tuvieron. Tener la posibilidad de plantear todos estos aspectos en un espacio dentro de nuestra formación docente, me parece fundamental. Siento necesario todo espacio que nos haga reflexionar y analizar sobre nuestros roles en la sociedad, sobre aspectos tan importantes que construyen los relatos de qué es ser mujer y qué es ser hombre, de qué implica, de qué estereotipo y concepción trae consigo. Si de verdad las mujeres queremos un cambio de mentalidad en nuestra sociedad, lo primero es ser nosotras mismas, las mujeres, conscientes del lugar en el que estamos: de que somos oprimidas, de que somos violentadas; pero que a fin de cuentas nos tenemos a nosotras y tenemos en nuestras manos la posibilidad del cambio.
Vuelvo a insistir en la necesidad de generar espacios como este seminario para concientizar. El primer paso para generar un cambio es que todas reconozcamos eso, que de verdad tengamos el compromiso por cambiarlo, que nos escuchemos y que luchemos por los derechos adquiridos. “Nuestros derechos no se pisan” creo que es una de las campañas más emblemáticas frente al avance de la nueva derecha y del neoliberalismo que nuevamente quieren explotar nuestros cuerpos, que oprimen, denigran y segregan a las mujeres más vulneradas y pobres en nuestra sociedad. El cambio está en manos de las mujeres, porque “sería de verdad una actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollasen una forma de educación que permitiese a las clases dominadas percibir las injusticias sociales en forma crítica.” (Freire, 1987).

ACTIVIDAD
Basándome en la profunda problemática expuesta en las líneas anteriores y en cómo es necesario un cambio desde la conciencia interna, plantearía algún ejercicio principalmente de reflexión. En primer lugar, el tema de las mujeres en la Conquista desde un marco teórico histórico y con su bibliografía específica, para luego incentivar una actividad de relación entre el rol de esas mujeres y el rol de las mujeres de hoy. Se pediría una lista de similitudes y diferencias que el alumnado tendrían que llenar en el pizarrón y reflexionar sobre todos los aspectos mencionados en el trabajo.
Otra actividad que se podría hacer es una especie de trabajo de descentración, en el cual las/os alumnas/os tendrían que interpretar personajes nombrados: las mujeres a las mujeres indias de la Conquista, los hombres a los conquistadores. La idea es que personifiquen lo trabajado, que vayan de lo general a lo más particular, que lo comprendan desde la empatía; y luego pongan en común qué sintieron en sus hipotéticos roles, siempre primando la reflexión.
Me gustaría terminar esas actividades con una intervención a la institución educativa, con el fin de concientizar y reflexionar. Invitaría a las mujeres del curso a empatizar con las mujeres indígenas, con nuestras antepasadas, ponerse en su piel y en su lugar, y a partir de ello realizar un mural donde reivindiquemos su lugar y su figura, que reconozcamos la lucha de las mujeres y su rol por mantener la cultura originaria. A modo de ejemplo, adjunto en el Anexo algunos murales que encontré y me gustaron sobre la lucha de las mujeres indígenas.

CONCLUSIÓN
Creo que es fundamental ser conscientes, por medio de un relato histórico que lo ampare, de que la sociedad en la que vivimos se formó en las bases de la explotación de muchísimas mujeres, de un patriarcado naciente que las subordinaba, y que actualmente el capitalismo se encarga de profundizar, dejándolas en los sectores más olvidados de nuestra historia.
Personalmente, este seminario me hizo seguir cuestionando la visión hegemónica y machista existente, y cómo nosotras como mujeres, dentro del ámbito educativo, tenemos la posibilidad de cambiarlo. Creo que es momento de tomar un enfoque diferente, de asumir el rol de ser protagonistas, incluso desde la educación. De que se escuche nuestra voz, de que luchemos por nuestros derechos y por dejar de estar subordinadas y oprimidas. Como futuras educadoras, tenemos la gran virtud de poder establecer un discurso de la práctica, de lo que queremos enseñar y lo que queremos hacer. Esta es una idea que expone Paulo Freire en su conferencia «De las virtudes del educador» (1985), tomando en cuenta que los educadores son actores sociales y también políticos que pueden transformar la sociedad. Tenemos, como futuras educadoras, la gran posibilidad de empezar a escribir una historia nueva, un nuevo relato en el que la historia oculta y silenciada de las grandes mujeres de nuestro continente, también se enseñe.

BIBLIOGRAFÍA / REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
– Freire, P. (21 de junio de 1985). De las virtudes del educador. Argentina: Centro Cultural General San Martín.
– Freire, P. (1987). Pedagogía del Oprimido. México: Siglo XXI.
– Gálvez, L. (1999). Mujeres de la Conquista. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.
– Quijano, A. (2014). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. En
– Cuestiones y horizontes: de la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad del poder (pp. 777-798). CLACSO.

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